Invertebrado conflicto moral

Un inmenso invertebrado abandona su domicilio. Una inmensa babosa que utilizaba como caracola habitacional una bóveda decorada por las excelsas figuras de Rafaello huye al parecer despavorida de Ciudad Vaticano.

Científicos rumanos y grupos de paramédicos aficionados siguen su trayecto vía satelital (el maratón de la babosa puede verse tiempo real desde el portal de la antigua página meteorológica: www.weathernet.com/caracolroad/457#999.02/). Se pronostica según su dirección que ahora utilizara como caracola una mezquita del reino turco. Orhan Pamuk reciente Novel de Literatura se muda a las canarias, diciéndose confundido.

La babosa, inmensa vesícula de un gigante, gelatina de babas y contenido transparente, lleva en su interior una brigada de valientes guardias suizos que trataron de hacerle frente a su salida por los portones del jubileo. Las casas de apuestas en Munich, ponen en su cartera de predicciones la fecha de su próxima canonización. También, a su paso el inmenso molusco salido de caparazón bautismal se lleva consigo varios monasterios, ciclistas del tour alpino y renaults dejados por campistas en la red carretera de la comunidad europea.

Benedicto XVI declara en conferencia de prensa (tratando de enmendar sus últimas declaraciones frente al reino Islamita) al enterarse de la nueva dirección del moluscoide, emitió su opinión acerca del coloidal sarcófago de guardias suizos en movimiento: si esa babosa abandona el trono vaticano para ir cúpulas islamitas, entiendo la decisión, el Islam es una cultura muy interesante. Ofendidos, grupos extremistas, sugieren que Benedicto utilizo magia negra para enviar un monstruo a destruir Estambul. Molestos por la alguna vez bien intencionada declaración del contramaestre nazi, vuelan en mil pedazos un complejo hotelero del Opus Dei en Luxemburgo. La editorial Vati-books prepara la salida de una antología de vidas ejemplares para rendir homenaje a los difuntos.

Mientras tanto algunos seguidores católicos impresionados por la salida de la babosa de Ciudad Vaticano, deciden actualizar sus carnés de identidad (intercambiando el resultado de la leyenda “religión que profesa”: de Católico Romano a Agnóstico Declarado) dejan sus ocupaciones, sus redes, a sus mujeres, compran baberos, y lo acompañan vía italiana hasta la grandiosa ciudad de Constantinopla.