jueves, septiembre 07, 2006

Ontología del Seven Eleven


Muchas cosas se platican en un Seven Eleven. Bajo la férula de una nominación cabalística llega el 7 eleven para provecho del consumidor occidental. Y entre sus paredes se charla, se comenta el sabor plástico del café de máquina y la consistencia acartonada de una dona de fresa. Hay los que profundizan en la mística secreta de los descuentos. Otros confiesan sus más grandes desgracias mientras pagan una diet-coke a las tres de la madrugada. De repente entra algún vago a buscar calor entre los anaqueles de frituras, a marearse un poco con la lubricada rotación de unas grasosas salchichas que llevan horas dando vueltas. Dialoga consigo mismo, se narra en tercera persona sus tardes errabundas por parques y plazas. Yuppies briagos pagan sus gatorades y sus chicles balbuceando por celular la concreción de futuras citas. Existen hombres que planean homicidios en un seven eleven, otros que los cometen ahí mismo. Le vuelan los sesos a la cajera y solo se llevan un par de cajetillas de cigarros. De vez en cuando, caen un par poetas, atraídos por la glauca reverberancia del neón o simplemente para comerse unos burritos de microondas. Comentan la incursión de una larga fila de hormigas que marchan en dirección de un caramelo babeado que yace en el suelo. Y en noches más fúnebres, entran hombres solos y se sientan solos a escribir que muchas cosas se platican en un seven eleven.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

esto es tan honesto, tan real, tan básico como que el mejor lugar para escribir, siempre es, paradógicamente, o un vips o un seven eleven ¿porqué nos ponemos creativos siempre en sitios de esta índole, porqué comprendemos nuestra naturaleza nómada y urbanonauta, melancólica y siempre dispuesta 24h?, ¿porqué, queridos neónidas?, ¿porqué sólo ahí?, ¿a esas horas?, ¿porqué?

Anónimo dijo...

Pues porque eso es justamente lo que somos. En la medida en que nos esforzamos por no ser parte de ello es que nos confirmamos más como animalitos -así, con diminutivo- urbanos.

Alguien dijo alguna vez en un blog que la provincia jodía. Yo diré que es la civilización la que jode.

Hummm... se me antojó un mocaccino frappé doble...

Saludos.