domingo, agosto 13, 2006

Urgente petición al príncipe de la perífrasis...

Ahí estás niño bellísimo, construyéndole un monumento blasfemo a las tautologías. Rodeando y mareando el ánimo de las señoritas con tus circunloquios infinitos, con tus debrayes fantasiosos en los que redundas hasta que aparecen las arrugas y las canas en tu auditorio. ¿Cuántos desafortunado escuchas han perecido en el curso de tus seductivos monólogos? Nos hemos marchitado al compás esquizoide de tus discursos, de tus frenéticos soliloquios mentirosos. Y tú sigues jóven, embelleciéndote con verbos falaces, pausando la vorágine del tiempo con tu palabrería encolada, con tus adjetivaciones implacables, niño bendito de oraciones miríficas, santo cantor de mundos invisibles. Te pido como único favor, que me contagies el fuego de tu lengua para marear a una mujer, para desmayarla con un aluvión de naderías antes de tener que decirle que la quiero.
(Foto - Joel Peter Witkin)

1 comentarios:

nacho dijo...

Tomamos nota...
saludos. HB