jueves, agosto 17, 2006

"Santo Queer"

Y cambió. No podía dejar de mirarse en ésa alba destructiva. Los glóbulos se rompían como estalactitas de diamante. Y cambió.
Al solitario amanecer un cóncavo de rosas y amarillos, sulfura de invenciones, caótico pervertido. Un voyeurista magico en medio de la muchedumbre fluorescente, de aves y nubes amorfas, sin embargo la estructura dulcifica el tono y se alza en miles de pétalos rugosos para dar vida al nuevo "Santo Queer". Y cambió.
Flechado de melancolía y muerte, de amores que nunca exsistieron. Sus pisadas de mimbre dejaban algunas huellas en las cenizas de los mortales. Lloraba de mar y una sombra en piedra, el pulmón, el hígado, las costillas en forma de rascacielos expuestos, todo argumentaba un poema jamás leído.
Y cambió.
En colores autómatas, en llanuras hirvientes, en estrellas violadas y ultrajadas. El misántropo desconocido. El "Santo Queer" de mis pesadillas, !No me dejes nunca!.
Y así, he aquí su alma desgarrada, sus sueños sin sentido y la trágica sombra que derrama su ausencia de caracol esqueletico, iluminado. Y cambió.
Cambió en flor, en rojo dulce de labio, en médula crónica, en saliva corporal, en arcoiris derretida sin ser, cambió en alas, en miradas y en azules no conocidos, cambió para sí. En el centro de la rígida tierra que no lo dejaba crecer, mi "Santo Queer" se fue al libre albedrío, al sol sin llamas y hasta ahora vela por mis pesadillas desde su cometa rosa eléctrico.
Y cambió...

1 comentarios:

Anónimo dijo...

ufff!