Los jueves no puedo querer. Y todos y todo me parecen indignos de mi afecto. Me encierro, enclaustro al sentimiento en un sórdido bodegón. Me transformo en un móvil de carne ajeno a los gestos, indiferente ante la hilaridad de las sonrisas. Deambulo en un sopor insensible, habito en la burda ensoñación de los apáticos. La voluntad está encarnada en un pigmeo manco que me empuja desde la incapacidad de sus muñones. Y la conciencia no puede escapar del sepulcro pesimista, se pudre en las catacumbas del hartazgo. Abrumado, solapando ese aluvión de macabras sensaciones con visajes distraídos, saludo y sonrío con un cinismo descarado. Cedo ante los órdenes de la hipocrecía. Y entonces, de repente escucho la voz de una mujer que me señala - ¡Mira que hombre tan contento!-
jueves, agosto 17, 2006
Killin my Ego
Publicadas por Neónidas: a la/s 8:45 a.m.
Etiquetas: vísceras cráneos y otros huesos
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