Una válvula de pulmón de pichona se debate marina frente a una almohadilla. Mercar con carne dulce. Los meridianos, se inflaman hasta ser fruta castaña. Los lóbulos inermes de una apenas mandarina, desovando pececitos en la copia de la mía, de la naranja rosa a la boca en rima , tibia goma de Arabia y bacía, la radio dice:!la guerra ha terminado!. -¡Romeo, pecado!, un beso a la infanta Cecilia has dado. Sacar con un diente de leche presionado un ombligo el bulbo de un rábano con cola de pez sin espada,un dulcecito con interior de avellana. Un himno de aves canoras acompañan funebres la danza de las novias, noche de bodas en la aldea ladrona. Un ratón tomó la manzana y su corazón de semillero fantasma, ya no jugar con Cecila a la gallina ciega debajo del limonero, !los jovenes a los campos de avena con un bastón y un borrego!. Me iba a reconstruir la nación , tenía ocho años no iba a volver a ver ni a Cecilia ni a su canasta de madera, ya no nos casaremos con una corona de espinas, lela hermana mía (le dije lo de lela para que riera ). Y me besó y me dijo tres veces que no me fuera. Uno no debe andarse despidiendo así de sus hermanos nos dijo la mujer del orfanato. Un beso es naipe de hoja de lata suicida, lencería china, punto final de gravedad cursiva, la asesina acuarela de una polaroid de saliva en la siempre cienfuegos América mía.
jueves, octubre 19, 2006
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