lunes, julio 24, 2006

Paseo por Gotham City

Noche, siempre la noche. La ciudad sólo existe en esa penumbra cavernaria que la arropa. El helipuerto de un edificio de 88 pisos, lugar ideal para atender al caótico concierto urbano. En el cielo, entre el decorado de nubarrones pálidos, pasan las turbinas de los boeing rumbo al aereopuerto. Abajo, en las avenidas, una gran sierpe de automóviles agita su cascabel. Abre sus fauces de cables y tornillos amenazando con su mordida venenosa. Una sinfonía de claxons se eleva hasta donde me encuentro, atraviesa el aire inyectándole paranoia al ambiente. Unos disparos a lo léjos y la certeza de un crimen impune. Sirenas de ambulancias, gritos de locos desangrándose en las cañerías, risotadas, la lluvia que apenas comienza... En esta ciudad se tiene fe en el peso semántico del verbo matar, como si la palabra en su oscura esencia albergara una metafísica secreta y redentora. Una carnicería sobre la película de asfalto, la filmación perenne de un cómic ultraviolento, así es la ciudad. Ahora amanece, sale el sol poco a poco y la ciudad va desapareciendo, se va haciendo invisible para esperar el próximo ocaso.