martes, julio 18, 2006

Memorias analíticas, metalmetomímbricas y neónidas ó Milos el Dios que amaba ser hombre

1.- El nacer de las cosas: El agua por sobre todo, el ser viene acuático y sin escamas. La originalidad del sueño y la pregunta. El “yo” en cuestión, el labio inferior callado, deformado por el dedo de algún Ariel. El árbol centrado en la tierra, una sombra cabizbaja. Adán se come a Eva en medio de una lluvia cítrica llena de angustia. Darwin vomita sobre sus textos para después ser amamantado por una gorila ciega. (Baja la primer pantalla y muestra imágenes de animales en estado de putrefacción; principalmente cebras. Greenaway se levanta y se retira de la sala, se le alcanza a ver una gota de sudor en la frente y la corbata desaliñada)
Milos carece de precisión estética. En la llanura de sus fauces sopla el aliento de las vírgenes. El suicida por naturaleza que ama las flores y vive en la falsedad melancólica de los desterrados. Un nacer en medio de la tempestad, una soltura de la paz. La belleza de “La Tempestad” el dulce sueño, la capacidad de ser el universo y la prolífica palabra; “Hijo mío, pareces emocionado, como de consternación. Ten ánimo, nuestras fiestas han terminado. Estos actores nuestros, como te avisé, eran todos espíritus, y se han fundido en el aire, en sutil aire, y, como la construcción sin cimiento de esta visión, las torres coronadas de nubes, los espléndidos palacios, los solemnes templos, y la misma gran esfera, con todo lo que le pertenece, se disolverá, y, como este espectáculo sin sustancia, no dejará atrás ni rastro. Somos de la misma materia de que están hechos los sueños, y nuestra pequeña vida se encierra en un sueño”1. Milos sueña con la vida desde su pequeño universo. (La pantalla sube lentamente y Autechre suena a lo lejos. Shakespeare también se retira de la sala con una grupi de 18 años; Se detiene en el pasillo de caoba para orinar sobre un asiento vacío mientras canta “I´m singing in the rain”)
Continuará...