martes, abril 15, 2008

Aracne


"Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis demonios a lugares comunes..."

Edgar Allan Poe, El Gato Negro

Cuenta Ovidio en el libro sexto de sus metamorfosis, sobre el malhadado destino de la tejedora Lidia Aracne. Tan hábil en los giros de la aguja que hasta las ninfas iban a contemplarla. Así su arte le ganó fama y sentía en lo más profundo de su ser, que ella solamente, era dueña de las complicadas técnicas que requería el oficio de hilandera. Se pronunció maestra del zurcido y decía no haberse pinchado jamás la punta de un dedo. Su vanidad fue creciendo a la par del número de sus telas: paños finísimos punteados con las raras púrpuras de oriente, y lienzos en los que el ojo del artesano, jamás hubiese distinguido las hechuras. El entramado de sus diseños era tan perfecto, que parecían obra de la misma Palas-Atenea, divinidad protectora de artífices y sabios. Así un día se presentó la Diosa en harapos de anciana y advirtió a la Lidia de su presunción. Aracne ignoró a la vieja y se mostró renuente a desistir en los alardes de su breve gloria. Se descubrió Palas y retó a la necia. Confrontados los telares, cada una urdió en su tela fantásticos pasajes. Cuando tocó el turno de la Lidia, esta, maleada por el desmedido aplauso de sus admiradores, quiso provocar la prudencia de la hija de Zeus. Reprodujo las felonías y engaños de varios dioses. Palas, sin poder soportar la injuria, le soltó un golpe con la punta de su lanza. Justo después, anonadada por la furia de la diosa, Aracne se ahorcó de una viga. Extrayendo cierta hierba de sus vestidos, Palas restregó el cuerpo de la insolente, pronunciando un fatídico conjuro que convirtió a la altiva tejedora, en una espantosa araña. Y así, mis pesadillas parecen haber sido diseñadas por la misma Aracne. Están confeccionadas con la misma exactitud y esmero que cualquiera de sus míticos lienzos. Supongo, tiene un taller de máquinas en el fondo de mi cabeza, un almacén de estambres, y en la noche; el proyecto de bordar un sueño cada vez más perverso. Dormir es agitarse entre telarañas, tratar de librar la angustia de un miedo provocado por los ocupas de tu conciencia. Tarde o temprano, surge la esperanza de habituarse a los fantasmas, encontrar una lógica que los explique y verlos como ciudadanos de una polis de humo trazada por el ansia. Lo que me aterra es pensar que esta hilandera que anida en mi oreja, algún día llegue a sentirse ufana por el resultado de sus trabajos más siniestros. Y entonces llegue la Diosa - la mentora de tantas tejedoras- para desafiarla. Así mi cabeza sería el campo de combate, y en ella noche tras noche, sufriría la pesadilla de una afrenta que no me pertenece.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

genial mis amigos, sigan prediciendo, perfumen a los muertos , profetisas dl tiempo

Anónimo dijo...

FELIZ FELIZ NO CUMPLEAÑOS