para Kgargaria
La nectarina era el ejemplo preciso y de manufacturación exacta, o en aquél caso lleno de equívocos y que aun así el Dr. Strangiev Wainwright, necio y abundante en pruebas, pensaba llevar a cabo en el jardín de los Houtrenberg; sería la última de las formas experimentales dentro de la era lunar anti-solítica. Las primeras pruebas se remitían a varias naranjas aún verdes, casi pequeños limones demasiado ácidos -pero lo suficientemente grandes para aparentar ser naranjas inmaduras- comentaba el Dr. Wainwright, las redondas eran arrogadas al aire con presuntuosa estética hasta formar escrituras ratiformes al centro del cielo que siempre, por una excentricidad genealógica de los Hountrenberg, tenía que estar limpio de nubes, ser una planície de azules y blancos abundantes en claro oscuros. El Dr. Wainwright, aparte de famoso inventor, sociópata, astrónomo, especialista en hervolaria y conjuros, padre de familia numerosa, poeta, viudo, calvo, fumador de opio, y abrupto bebedor de absenta, era sin duda uno de los renombrados pensadores metafísicos aeroformes de la cuidad. Esto lo llevó a la enigmática estampa de hechizero en física, familias como los Hountrenberg, burgueses narcisistas y milenarios en el arte de la avaricia, creían febrilmente en su capacidad alquímica científica. Después de múltiples intentos con vitamina B, cedió ante una compleja fórmula que en sus años de gozo, el P.S.S Mikail Conteur dejaría sin terminar a causa de una inesperada garraspera que lo mandaría a la muerte. El Dr. Wainwright, al examinar minuciosamente los viejos escritos del P.S.S, levantaría un tremendo grito de ¡Bingo! al encontrar una de las claves fundamentales del experimento; cambiaría la vitamina B, por vitamina C. La máquina que arrojaría hasta entonces las naranjas, era un sencillo propulsor de poleas cúbicas, las sujetaba en catapulta y luego por medio de una palanca, se lanzaban al aire hasta alcanzar los 250 metros de altura a nivel del mar en épocas de calor y lunas menguantes. Como era de esperar, las naranjas fueron un fracaso y los Hountrenberg llegaron a dudar de la capacidad poética-aeroforme del Dr. así fue como entró en una profunda depresión y abandonó el experimento hasta aquella mañana de agosto que se despertaría con el desayuno en la cama, su hija menor Calista de seis años, en lugar de toronja picada con azúcar, le llevó nectarina -Las toronjas se terminaron padre- el impacto de Calista al ver a su padre levantarse de la cama con un gran salto, medio desnudo, jamás se borrará de su mente. Al llegar al jardín de los Hountrenberg, el Dr. Wainwright llevaba consigo un par de bolsas llenas de nectarina recién cortada, el cielo era tan limpio y acertado, que le provocó una pequeña punzada en el centro de la frente, ahora se sentía con una agilidad que hacía años había perdido, que al saludar a los Hountrenberg, con la prisa y todavía en pijamas, se dio cuenta después de siete años que su hija mayor Milánes Hountrenberg era de una hermosura paralizadora, esto lo motivó aún más para llevar acabo el final del experimento, que hasta ese día titularía "Poética de las nectarinas aeroformes". Al momento de arrogarlas al aire, bañadas en mercurio y nitroplasma, se recuerda todavía en el jardín de los Hountrenberg una oleada de semánticas figuras y palabras que a su vez formaban un pequeño universo dentro de un universo, poesía pura, la excitación de los presentes se reveló al momento de que cayeron las nectarinas una por una en la casa, destruyendo ventanas, el pórtico, los columpios, jarrones de dinastías desconocidas, esculturas greco-romanas de hombres desnudos, el auto ford de la familia, columnas de mármol importadas de Turquía, mesas y sillas minimalistas de jardín y el peinado impecable de Milánes. Ante tan arriesgado y agresivo desenlace, se hubiera esperado que los Hountrenberg echarán a patadas al Dr. Wainwright, pero sucedió todo lo contrario. Nueve meses después, en ese mismo jardín, se celebraría la boda entre Milánes y el Dr. el cielo era de una claridad espantosa y única, contando con cientos de invitados y un festín jamás visto en la ciudad, al final de la velada, se arrojarían al cielo seminegro cientos de fresas y ciruelas que el mismo Dr. Wainwright, había preparado una semana antes. Nunca se olvidará aquella noche.
Diagrama del Dr. Strangiev Wainwright para "Poética de las nectarinas aeroformes" extracto de sus notas actualmente expuesto en la Sala Emperatrix Fabia del Museo Nacional Rhex dae Komandrovia en Ciudad Hermes.
3 comentarios:
no entendi mucho, pero me parecio genial de verdad es genial
me gusto,pude verlo.
A fabuloso demiurgo de plexos de mantaraya. Mi querido Magister, siga extendiendo imagenes poeticas, le va de maravilla. Me hace pensar en los diseños de Bris Vian. Pianococteles, Pastilleros de tracto intestinal de conejo, Nectarina Anaforme. Felicidades Warpola no cualqueira tiene la habilidad de reducir el lenguaje a materia por modelar. Dos besos
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