viernes, junio 08, 2007

Mi.materia.USB/Miscarpetas.sueño*



para V

gracias por las montañas rusas.



*Primero le llevé una bolsa de plástico llena de piruletas rosadas. Después me aprendí una obra de David Mamet para interpretarla en su jardín a medianoche; con un agente de policía y una señora que recolectaba vidrio -gran actriz- pero tampoco sirvió de nada. La segunda semana soñé con ella, sueño ácido e imposible, con la suficiencia surrealista y mágica de un sueño. Entonces la pregunta ya era algo demasiado sencilla en su momento, le regalaría mis increíbles aventuras con ella, el erotismo suave y ligero de sus tobillos en mi mente, el vuelo por las Antípodas y el beso en la nave del Dr. Wagner. Pero cómo se regala un sueño. Es aquí en donde empiezo a hablar de Juan de Dios y sus computadores avanzados. Lo principal era la parte de la montaña rusa en Iowa; Juan de Dios era un chico alto y carroñero, labios delgados y dientes desalineados. Comía demasiadas galletas saladas y bebía Ginger Ale. El primer reto con el que nos enfrentamos fue cuántos GB pesa un sueño. Mis cálculos demostraban que aproximadamente pesaba 6789,03 GB, pero Juan de Dios siempre escéptico y metódico me dijo que la única forma de comprobarlo era primero comprimiendo el sueño en ZIP y después guardarlo en la memoria USB que él mismo había fabricado para una vieja amiga que quería guardar a su mascota, un chihuahua cascarrabias de nombre Cotonete. Descargamos el sueño por medio de sensores decodificadores y electroencefalogramas, la tomografía reveló las partes más impresionistas con música de fondo, era un canción de D. Escarlatti. En la escala de Gallaway aparecieron sus ojos, la nubosidad exacta de sus labios en mis hombros, sus caderas pintadas por Otto Dix y el milenario desastre de sus piernas. Las entradas USB que aplicaban su función como conectores de forma y fondo fueron simplificando las cosas en el portátil de Juan de Dios. Así el sueño se fue descargando y comprimiendo, yo vomité un par de veces por el líquido de transparencia inyectado en mi cuerpo pero parecía que funcionaba y no podía esperar más por el resultado final. Después de un par de semanas teníamos mi sueño en un tarjeta de gel aplicador RCA Y USB comprimido en ZIP y listo para verse en WMA o DIVX/DVD. La tarde que Juan de Dios me citó para verlo en su proyector del sótano jamás se irá de nuestras vidas, ya que ahora vivimos del sueño de un sueño y no dejamos de soñar con ese sueño. Al final el sueño pesó 199348.883 GB, y comenzaba con un par de bocas secas hablando de Focault. Duraba 35 horas con 34 segundos. Increíble la relatividad del tiempo y materia en los sueños. Y en definitiva era la cosa mas hermosa nunca antes vista por el ojo humano. Juan de Dios decidió mantenerlo entre nosotros y me autorizó dar el regalo como era la primera intención. Ella lo miró, lo sudó, lo lloró y tantas cosas en aquellas horas que se iban tan rápidamente. Por supuesto que se enamoró de mí y ahora me admira en gritos y no deja de mirar el sueño una y otra vez. A mí la verdad ahora me perturba un poco, tanta belleza y perfección para mirar. Y desde entonces ya no sueño con otras cosas, sueño sólo con el sueño y en cambio ella, sueña conque el sueño siempre sea sueño. Y el pobre de Juan de Dios, ya no sueña, ya no duerme, sustituye sus sueños por "el sueño" y se sienta todas las noches a mirarlo y soñar que está despierto mirando un sueño, entonces sueña con la misma materia de la que están hechos los sueños.

2 comentarios:

Pach dijo...

excelentee.... que buenas historias.. felicidades

Anónimo dijo...

tesoro de hermosas imágenes oníricas...
es un texto realmente bello. Una loa al neonida cibernáuta que lo escribió