Un martes o un domingo, la saliva seca brillaba desde la manga, esa camisa de pana se la había dado la mujer que no dejaba de cantar entre las flores mojadas, era un jardín no muy grande, sin embargo entraba el viento con astucia para menear los tallos mal sembrados
-Te digo que es idiota
y se volteaba con el parpado muerto de mirar lo que no se mira, arrugando la nariz que parecía un panal de avispas, la mujer cantaba y el día no se iba porque él todavía no se metía a dormir
(Entonces todo es culpa de ella, la saliva en mi mentón como miel de trigo y el perro que ladraba por las ruedas de mi silla, la tarde que entraba desde la cerca mal pintada con azul de charca abandonada, ella con esa voz horrible, tocando flores que seguramente no querían ser tocadas por sus manos tan torpes, sin saber dar de comer, inyectar, vestir y yo que sin decir nada para que no me soltará en las bajadas al mercado, su canto de bestia adolorida)
Sabíamos del idiota y la mujer de junto, escuchábamos su canto entre las nubes y ese agosto de calor enfermo, aún así no se quitaba esa camisa de pana roja tan gruesa y maloliente, ella cargaba con una belleza poco usual, una belleza de Babilonia, belleza de cal, belleza en agosto
-Te digo que es hermosa
el escote brincaba entre flor y flor, con las pequeñas tijeras para tallos y tierra cortaba al aire que entraba impostor por sus axilas, el sudor caminaba entre la delgada línea de sus senos y los pétalos quedaban colgando del pliegue de su cintura, cintura imán de pétalos
(Ciego no era, se asomaba de entre las sábanas tendidas para verla, ella con sus flores y su voz de rana en crecimiento parecía saberlo, le gustaba, se limpiaba el sudor oscuro de tierra con sus muñecas desnudas, él chupaba de sus propios labios al mirar sus senos apuntando hacia la siembra de margaritas, tulipanes, alcatraces y otras más de colores suaves para mi vista también en ruedas, cómplice del espía hacia mi esposa)
El idiota me miraba con la saliva y el cebo de sus cabellos, contorsionado bajo el árbol su sombra que ella escogía para mirarlo de lejos, miraba a esa bella mujer tapar semillas de tiempo, escarbar tierra de atrás mientras su cintura se camuflajeaba entre los pétalos y las nubes de verano, golpeaba con sus manos lentas las ruedas de su silla eléctrica al saberme ahí entre sábanas y sostenes, contemplando a la mujer con esa voz tan seca y triste, inventándola entre sus senos y sus piernas ahora en lodo, seguro sabía de mí, y seguro que le desconcertaba,
a cada día era más escote y menos pantalón de jardín
-Te digo que lo sabe
Y el idiota también lo sabía, fue por eso que sucedió todo, que ella lo soltaba y que no lo bañaba y me empezó a bañar a mí con su manguera de jardín, me peinaba con su pala para semillas de Australia y me limpiaba el sudor con su blusa de escote después de quitársela, me hundía en sus senos antes imposibles, me amarraba en sus piernas antes sólo de tierra y tallo, quitaba uno por uno los pétalos carmín de su cintura, y él, el idiota, lo miraba todo desde su sombra arrugada por la marca de las ruedas, su silla se opacaba al mismo tiempo que ella me bajaba los pantalones para frotarse con sus labios tibios de mi semilla, después la quitaba lentamente de mi vientre y la sembraba junto con las amapolas de Nueva Zelanda, y el idiota que babeaba de vernos en pleno acto de siembra
(Allí los dos bebiendo de sus pulpas para después enterrarlas bajo la tierra caliente, el vaivén de sus senos en su rostro y su cintura entre sus manos apretando hasta dejar la marca de unos dedos terrosos, al final se recostaban entre los nenúfares y se besaban, no fue nada difícil coger el rastrillo y soltarlo en su cabeza rubia corona de flores y el grito del espía, solté unas risotadas mientras aplaudía, él, no quedó bien, las tijeras de tallo y planta espinosa cortaron su sexo hasta regar las plantas con sus sangre brillante al sol de agosto, las margaritas se pintaron de rosa violeta y los tulipanes eléctricos de rojo crecieron al mismo tiempo que el semen bajo la tierra, los dos bajo tierra, sembrados junto a las flores
y a la sombra me pongo a esperar su crecimiento, los riego, les corto el tallo y les limpio los pétalos sobre sus bocas abiertas de tierra húmeda)
-Te digo que nadie los volvió a ver
5 comentarios:
Mi comentario es el siguiente: los logros poéticos, las palabras ensalsadas, figuras, imágenes, son mujeres con espadas, y todo lo antes leído demasiado sensual.
simplemente vuelven a ser como antes,misteriosos,y cubiertos de pasion!gracias neonidas,por traer el mas dulce erotismo a mi adolescente imaginacion.
me parece maravilloso el tono, la complicidad, el leve sentimiento de culpa que genera al saberse excitado e idiota. muy buen texto. estructura de adivinanzas y voces precisas para la relación de la sangre. un beso preciosos...un largo beso!
sexy tú !
ha !!
bueno :$ si eso *
feos feos feos feos feos neonidas,como los odio odio odio ,maldita pagina mamona,horrible,lujuriosa,cobardes que no quieren dar la cara!se creeen grandes escritores?jaja,
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