En su cañaveral de almohadones, Giussepe R, mordisqueaba con amplia voracidad los miembros contenidos en el cráneo de un caballito mar. Giussepe antes de seccionar la esponjosa y tibia figura epónima, enjuagaba el cuerpo pciforme de aquel mínimo rocín submarino en una purísima solución de glatamato monosódico; entre sus componentes más esénciales la simpática bestia acuática en combinación con el glatamato monosódico contenía la solución - según su homeópata - para evitar los principios del temible Vagotonismo (una suerte de disminución en la celeridad cardiaca). Giussepe estaba preocupado. Luisa dormía a su lado, Giussepe velaba a la apacible fémina cual centinela de leonas blancas. Ese día, Luisa, por vez primera le había hablado de las hormigas. Cuando se lo dijo, Luisa llevaba una diadema de tréboles por corona, bebía además lactó bacilos, una fortísima solución renal con la que luisa pretendía animar un serio trauma ubicado en donde Giussepe suponía ella tenía los riñones. - Giussepe me preocupan las hormigas, le dijo determínate. Y le convido la mitad de una píldora de gentamicina (antiinfeccioso tópico).- Las hay en una cantidad extraordinaria, no he tenido el atrevimiento de matarlas, han tomado por sendero los almohadones de mi cama. Luisa antes de dormir tomó un par de DIHIDROERGOTAMINAS. Seguramente han oído hablar de la hipocondría, ambos, como cualquier hombre moderno, tenían enfermedades, solo que Giussepe gran lector de rótulos alopáticos, había entrado en una red interminable de medicación.
Ej. Giussepe preocupado sus hemorragias nasales comenzó sin diagnóstico alguno a tomar Pentoxisilina (anticoagulante), el Pentoxisilina entre sus efectos secundarios amenazaba con el entumecimiento de los pies, para lo cual tomó Sumatriptan (antibiótico muscular), el cual tenia entre sus cargas contraproducentes el de provocar ligeras migrañas, a las cuales respondió con Trimetroprin (biótico de alcance suprarrenal); así sucesivamente hasta terminar mordisqueando un caballito de mar.
Una vez terminado con las carnes del equino submarino tomó sus medicamentos en pro de la construcción de su subcortex endémico, y fue en esas condiciones se fue a dormir pensando en las hormigas. Al día siguiente Giussepe tuvo un extrañísimo amanecer, Luisa lo atacaba con un rifle de DDT (abominable insecticida). Giussepe entro en un sopor terrible. Luisa llamó a un miembro del cuerpo médico, pero según la exposición del caso le recomendó aun conocido epidemiólogo. Giussepe se había vuelto un hormiguero viviente, sus interiores ahora eran un abominable dédalo, cientos de hormigas habían tomado a Giussepe por ciudadela de carne; por su ejemplar nariz salían cientos de hormigas que regresaban a él por sus orejas. Gregorio Cortines, el epidemiólogo se encontraba en el África endémica combatiendo la malaria. Luego, Luisa, desesperada acudió al zoológico a obtener a un oso hormiguero. El oso hormiguero sufría de gripe. Luisa desesperada aun, decidió despertar a giussepe. .- Me están formicando por las orejas, gritó Giussepe sin poder contener el horror de la vida en su propia carne. Giussepe del espanto cayó en un severo estado de coma.
Luisa ante la laxitud somnífera de Giussepe, decidió analizar con tranquilidad la complicada situación. Una hormiga salía del cuerpo inerme de Giussepe con un diamante de considerables proporciones, se lo dio a Luisa.
Giussepe era una mina, sus membranas debían ser vetas de los metales más preciados. Pronto Luisa tenía un collar, un par de aretes y un sinnúmero de anillos diseñados por el ingenio de las hormigas. Giussepe despertó, pero vio a Luisa tan entusiasmada por aquel extrañísimo despliegue mineral que decidió adoptar la condición de hormiguero en vida.
Giussepe sin poderse explicar el detalle de la formación rocosa en sus carnes; muy asustado sin consultar a su médico, después de una operación de lógica formal, decidió considerar entre sus múltiples tratamientos el uso de anticalcéicos (medicamentos recomendados en caso de formación de piedras en el riñón), según él para evitar para evitar la producción de minerales, Giussepe decidió utilizar vía ótica la solución anticalcéica. Giussepe termino sin remedio en un policlínico.
Era lógico, como explicó tiempo después un estudiante de Medicina a Luisa, quién llevaba un collar de diamantes, su alto consumo de fármacos había resultado en una maravillosa producción rocosa.
jueves, junio 21, 2007
Ácido fórmico.
Publicadas por Neónidas: a la/s 1:35 p.m.
Etiquetas: asuntos neónidas, de amor
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
4 comentarios:
que cosa mas fea!con razon no tiene comentarios
AH mi querido geratho!!, es una cosa muy sencilla, pero me agrada, los nombres clinicos son bastante complicados.Luisa y Gusseppe han de estar contentos pues por fin publicaste su texto.No hagas caso alos comentarios de mal gusto. A mi me agrada. M.Crabbie.
no no es fea y si tiene comentarios,!! a mi me gusto, no hagas caso pequeño cervatillo, es muy tragico pero me gusta bastante me dieron calosfrios con tanto medicamento pero me parece muy bello lo del caballito de mar y las hormigas que fascinante.
m.crabbie
aun asi te amo!
Publicar un comentario