domingo, abril 15, 2007

Los muppets visitan la Casa Neónida.

Dios tenga en la gloria de sus ángeles al ilustrísimo Elio Tomasso, mascota lemur de la Casa Neónida. Si al colega madascarí le preguntáramos cuál fue, según su muy personal postura, el día más glorioso en aquella noble finca, seguramente señalaría esa fecha a brincos como aquella en la que se filmó El Show de los Muppets en directo desde la Casa Neónida.
Todo empezó al desayuno, como siempre sucede en cualquier aventura neónida; la carta de la CBS fue abierta y su petición leída en voz alta a lo que nuestros cuatro valientes aceptaron invadidos de un gozo fantástico. Warpola corrió hasta la casa del árbol de Elio Tomasso a despertarlo con las nuevas, la Casa Neónida se llenaría de Muppets. ¡Ah, nuestro gallardo ateneo del neón!, ninguno de ellos se hubiera imaginado jamás que meter muppets en la mansión iba a ser todo un desastre.
El equipo del show y algunas estrellas menores arribaron temprano con cámaras, micrófonos, antenas y muppets; algunos libres y relativamente civilizados y otros en jaulas, cosa que evidenciaba su calro estado de salvajismo. Giusseppe fue el encargado de preparar wafles para el desayuno, actividad que le dejó agotado y lleno de desconfianza por el tremendo apetito de los muppets, particularmente de los que venían enjaulados. –Esto no me gusta nada Kgargaria –le dijo Giusseppe en secreto a su colega neónida –a mí se me hace que a los de las jaulas los tienen con hambre atrasada, podrían comerlo a uno –Kgargaria, que conocía bien a Giusseppe y sus vaticinios fatalistas, le dio una palmada en la espalda y le calmó diciendo que sólo eran marionetas, que no hacían nada, y se fue a continuar el ensayo del guión para esa noche pues compartía un número con Gonzo y Animal, cosa que lo tenía muy orgulloso.
Finalmente llegaron las estrellas: la Rana René, Miss Peggy, Fossy, Bacilo, Kiko, los viejos Statler y Waldorf, Gonzo, Animal y hasta la Nanny, de quien los neónidas sólo recuerdan sus medias a rayas. Se instalaron a placer y la Rana, que desde un principio se portó con la arrogancia de la estrella principal, se puso a explorar todas las habitaciones para decidir cuál de ellas habría de ser su camerino, finalmente optó por la de Warpola ya que la Rana era un amante exquisito del arte y el neónida había puesto especial esmero en decorar su pieza con instalaciones y cuadros que había podido robar en las galerías. No obstante surgió un gran descontento por parte de Warpola ya que este había sido echado de su habitación por las excentricidades del muppet anfibio y tuvo que utilizar la casa del árbol de Elio Tomasso e invadir su intimidad, dicho sea de paso, pues necesitaba ponerse un smoking ya que el programa arrancaba con él y la Rana compartiendo un número. Los guionistas del show consideraron que Giusseppe haría mejor mancuerna con los viejos Waldorf y Statler e instalaron a estos en su habitación, Giusseppe los trató con suma amabilidad, cosa que vendría en perjuicio del show, ya que los abuelos terminaron de contaminar a Giusseppe con malas ideas, y los tres, neónida y muppets, resolvieron no salir de la habitación para al menos no ser ellos responsables del desastre que se avecinaba.
El show dio inicio, arrancó con un número en la sala en el que Warpola le explicaba a la Rana qué eran los neónidas, no bastaron ni diez minutos para que los ánimos entre el neónida y el muppet se encendieran y comenzaran a salirse de los lineamientos del guión y a discutir sobre temas que los televidentes no entendían, la Rana René resultó ser un aguerrido intelectual de primerísima orden. Mientras tanto Ghëratô, el más parecido a un muppet de los neónidas, se había perfumado y puesto su saco favorito para protagonizar el número que le correspondía al lado de Miss Peggy, número en donde la cerdita supuestamente le conocía en un bar e intentaba por chuscos medios llevárselo a la cama, las cosas salieron bien: Ghëratô hizo todo conforme al guión y acabó siendo salvajemente besado por la trompa porcina de Peggy, al finalizar Ghëratô cayó rodando por detrás de un banco y el telón se cerró con aplausos falsos. La cosa fue que nuestro pobre Ghëratô no advirtió que la puerca era una ninfómana desconsiderada y voraz, rechazada por la petulancia y homosexualidad de la Rana René, Miss Peggy cogía con quien se dejara. Ghëratô no vio nada malo en echarse un polvo tras bambalinas; pero nunca se imaginó que aquella experiencia le traería, además, el mejor sexo de su vida. Mientras tanto Kgargaria, quien admiraba profundamente a Gonzo y Animal, se había puesto a intercambiar puntos de vista con sus muppets favoritos; pero estos eran unos desaliñados y, miembros del VIP de felpa, consumían una cocaína loca y especial para muppets que Kgargaria nunca había probado. En su número Kgargaria tenía que asaltar una tienda junto con Animal, el dependiente era Gonzo quién se disfrazaba de Darth Vader y acababa por echarlos. La fórmula Kgargaria + Gonzo + Animal no fue sana, el número, producido a una velocidad de diálogo y risas hilarante, tuvo que ser cortada a la mitad porque Kgargaria y los muppets habían dejado de seguir el guión, ahora comenzaban a romper el escenario, morderse entre sí y echar baba con chistes negros que sólo ellos entendían. El siguiente número involucraba de nuevo a René y Warpola; pero además el oso Fossy intervenía. Warpola se había tenido que vestir de mujer para cantar a dúo con la Rana "You na’ let my heart so broken" mientras Fossy tocaba el piano de cola. Las cosas se salieron de control cuando Fossy le dijo a René en tono de broma -¿Sabes? yo siempre creí que neónidas en realidad se decía meónidas, ¡guáca, guáca, guáca, guaca! –Warpola no pudo suportarlo más y arremetió de un puñetazo a la cara blanda del oso. Un camarógrafo tuvo que venir a separar al neónida; pero Warpola también lo descontó y aprovechando, corrió tras la Rana René hostigándole, el equipo de producción intentó ir tras él pero Gonzo, siempre eclipsado por el protagonismo y carisma de René, aprovechó para darle una pequeña ayuda a Warpola y detuvo a producción con una excusa estúpida y fuera de todo orden lógico. Ghëratô y Miss Peggy follaban maravillosamente y las cámaras, que seguían la persecución de Warpola tras la Rana René, echaron abajo unas cortinas y televisaron el coito del neónida y la cerdita quienes sólo encontraron aquella exposición como un fetiche que incentivó aún más su unión carnal, o afelpada, como sea. El lemur Elio Tomasso, que en el guión se contemplaba para compartir un número con los muppets enjaulados, había establecido buena relación con ellos y aprovechó la confusión del momento para liberarlos. Los Muppets tomaron la Casa Neónida, el lemur estaba de lo más contento, al fin tenía amigos ágiles como él con quienes saltar por los candiles y através de los cristales. Giusseppe tenía razón, los muppets de las jaulas tenían hambre atrasada, y no eran estúpidos, así que de inmediato se lanzaron sobre el equipo de producción que los había metido en esas jaulas. Gonzo y Kgargaria tomaron prestada una de las furgonetas del show y se fueron a dar una vuelta por la ciudad, Animal les propuso ser el conductor.
Las llamadas que las asociaciones católicas y los padres de familia hicieron a la CBS terminaron por enviar a la policía a que resolviera las cosas en la Casa Neónida. Giusseppe bajó a hablar con los gendarmes pero no logró mucho, unos muppets de los que Elio Tomasso había liberado saltaron y se robaron las armas de los oficiales, se fueron a disparar por la colonia. La policía resolvió llevarse presos a todos y poner un aviso en los periódicos sobre los muppets prófugos y con armas.
El Show de los Muppets en directo desde La Casa Neónida había sido todo un éxito, uno de los mejores programas de la temporada, según los críticos y el raiting que alcanzó por sus escenas de sexo. Las demandas de la iglesia católica pusieron cese a las disputas entre los neónidas y el equipo de producción atacado por los muppets que liberó Elio Tomasso, y sobre todo entre Warpola y la Rana René, aunque Warpola a la fecha sigue llevando el litigio de la demanda que le puso el oso Fossy por golpearlo. CBS se arregló con la iglesia prometiendo que destruiría todo el material que evidenciara que El Show de los Muppets desde la Casa Neónida había existido y, sobre todo, jurando que jamás se envolvería en nada que tuviera que ver con los neónidas. Kgargaria fue hallado casi dos meses de ocurridos estos sucesos, los neónidas le encontraron en un hospital psiquiátrico en donde le habían metido por no llevar identificación y haber relatado que, de fiesta con Gonzo y Animal, habían destrozado la furgoneta del show por lo que fueron a parar a la cárcel, Gonzo llamó a un amigo suyo para que fuera a sacarlos, el Conde Contar de Plaza Sésamo, quien tenía algunas nociones sobre abogacía y pudo hacer que los jueces pasaran por alto el problemilla de Gonzo en posesión de cocaína. Fuera de la cárcel, el Conde Contar propuso que acudieran a celebrar el éxito de sus desleales litigios y sobornos; pero aquella celebración terminó ocho días después cuando Kgargaria, que a diferencia de las botargas necesitaba un poco de sueño, desmayó. Los muppets dieron por muerto a Kgargaria y para no meterse en más líos el Conde Contar propuso que abandonaran su cadáver a la salida un prostíbulo y se llevaran su billetera. La policía, al recogerlo le interrogó y, dada su versión de los hechos, lo confinó al sanatorio mental. El Departamento de Sociología de la Universidad de Leipzig, que había visto el show, invitó a Warpola y a la Rana René a que resolvieran sus diferencias intelectuales en una mesa redonda que se tituló "Einige Materien entlang der Neonida Perspektive nach Vereinigten Staaten foreigin Grundsatz gegen die Muppet Haltung". Ghëratô y Miss Peggy se siguieron viendo por algún tiempo y, claro, follando; luego la puerquita encontró a alguien más y se deshizo del neónida quien habría de entrar al infausto cosmos de los amantes atormentados, después de todas las injerencias de Ghëratô espiando y siguiendo a Miss Peggy, el muppet le demandó y Ghëratô ahora no puede acercarse a su oscuro objeto del deseo en el radio de un kilómetro, todos los días sintoniza El Show de los Muppets y al apagar el televisor dice a los neónidas –debí de haberla matado cuando aún podía. Giusseppe es gran amigo de Waldorf y Statler, les visita todos los sábados en el asilo y juegan al Monopoly. Elio Tomasso, claro, siempre extrañó a los amigos muppets que liberó, algunos de los cuales siguen prófugos y armados, por cierto.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pinches locos, son brillantes, hoy por la mañana leia en el Angel suplemento del Reforma, acerca del Inframundismo. Pensé mucho en Neónidas. Me recuerdan mucho a una novela de Bolaño: Los detectives salvajes. Felicidades.

Anónimo dijo...

maravilloso!!....

Sir Eloy Caloca Lafont dijo...

Realizo en mi mente, una entrevista ficticia con fines de crítica pretenciosa, al grupo de los Neónidas. Preguntas estúpidas, claro está, porque la reseña será llevada a todos los rincones del iletradismo colectivo. Influencias literarias, mayor éxitos editoriales no publicados, anécdotas, relaciones intermaritales entre los miembros del grupo. Y movía la cabeza y asentía con desdén y maravillación...Son ustedes geniales, me resultan increíbles. El lemur, jugueteando alrededor de mi cuello. Maldita sea, el lemur ha horadado mis zapatos y ni qué decir de mi recién estrenada pluma (Ma)Món Blanc, con incrustaciones de marfil. ¿Hay neónidas inframundistas? ¿Aquél movimiento que Hades, Caronte, Onespieggel y Sergio Andrade hicieron tan famoso? , ¿hay, acaso, neónidas da-da-dá-ístas?, ¿amantes de Trio y de otras minucias ochenteras?, ¿realmaravillosos, realfantásticos y realesasombrosos?, ¿viscerealistas, realviscerales o simplemente, amantes de las vísceras, del viril, de los cueritos, lengua, buche y nenepil?...
¿Manifiesto Neónida?
Gerardo abunda en ademanes, Guiseppe se muestra un poco callado, Saul no deja de esbozar mi retrato (con todo y lemur)en gouache, acuarela y prismacolor. Y me sorprenden las respuestas de este Ateneo en nacimiento...
Algo no apto para todos los sistemas digestivos...
Mi crítica, sigue en proceso, no estudio letras pero me precio de amarlas, como puedo jactarme, cuan crítico cubero, de visitar seguido las colonias de Neónidas en crecimiento...
Gracias por las sonrisas y sinceras bendiciones del Angra Mainyu a sus más polémicos hijos.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Excelente, bravo, que historia tan bien narrada. La lei dos veces y me rei tres. Felicitaciones