Escribo a un lado del microondas. Todo el día he estado escuchando un zumbido perturbador. Un timbre agudo y vibrante que me muerde los nervios. Tengo que escribir una crónica para el periódico de Komanrovia acerca de las nuevas refinerías nucleares que construirán en el Krötnia, y nada, ni una palabra, solo un dolor punzante en el estómago. He estado orinando sangre toda la mañana. Fue de algo que comí, tengo que ir pronto al policlínico. Hoy no salió el sol. Se anunció la contingencia ambiental para los sectores H, J e I de ciudad Hermes. Desde mi ventana -vivo en el quinto piso de un edificio ruinoso en la avenida Hëroica K. Progresso-vi como salían los niños con sus mascarillas anti-gas, marchando inquietos hacia el Kinder. Me molestan esos nubarrones cargados de toxinas, el ambiente fuliginoso, incierto, abres la boca y todo sabe a fierro. Además está el zumbido. Bzzzzz........iiiii..... Acaso estarán reparando los ductos. No. Son las antenas de televisión que se esfuerzan frenéticamente por recuperar la señal con estos cielos tan brumosos. Así es Hermes, capital denegrida, calcinada por la diligencia de un proletariado trashumante. Maquinaria, industria, excavaciones, puentes, incendios, demoliciones... particularidades de una megalópolis con cien millones de habitantes. Lunes de mierda, me sentiría peor si encendiera un cigarrillo. Bzzzz....iiiii.... es inútil escribir a un lado del microondas.
martes, abril 10, 2007
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3 comentarios:
¡Neònidas prolíficos! Den chance. Cada vez me cuesta más leer todo lo que escriben.
Me gustó este post. Como un primer capítulo de alguna novela de K. Dick.
Estúpendo !!!
AHHHHHHHHH Kgargariaaaaa
te pude haber visto de esa forma, no hay duda, Hermes jamás perderá su encanto
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