lunes, abril 30, 2007

OPERTURA PARA PIANO EN RE MENOR


Regresé a Ciudad Hermes un día con aguacero. Aquí tales días son nefastos pues tan pronto estás metiendo tus maletas al portaequipajes del taxi te arrepientes y no ves el momento en el cual largarte de regreso. Conducir del aeropuerto a la ciudad no lo hace mejor, las cintas de avenidas corren a través de los edificios podridos cuya triste arquitectura pone las cosas muy mal, lucen como dentaduras postizas y olvidadas que alguien insiste en mostrar a los conductores. Los autos transitan rápido y a grandes distancias, por carriles enromes cuya sola grandeza te hace consciente de la tremenda vulnerabilidad en la que te encuentras, es un país bien lúgubre. A lo lejos se observa el centro del distrito de Komandrovia, que es como un puñado de lanzas negras pues sus edificios se elevan más allá de las nubes, con poder y violencia. Esto no puede hacerte sentir más miserable, observar la falta de pudor humano, la facilidad con que estos rascacielos negros penetran en las nubes pesadas del cielo, hasta acometer la furiosa estocada directo al corazón de los ángeles, y de todo lo bueno que aún hubiera podido quedar para los hombres.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

GR: el centro de komandrovia no tiene nada que ver con las bahias dl solasao en las q un dia me kede.. t acuerdas? jajaja tq, magui