Se tocó el cálido pecho con las dos manos mientras recargaba el mentón en ellas. La fuerte presión instantanéa le pareció como aquél flash de polaroid que alguna vez le llegó a sorprender. Sabía que el dolor era temporal, como una hoja pálida, suicida, que se deja bamboléar por las coplas del viento en octubre. Se percató del sudor grísaceo que poco a poco se generaba en aquellas palmas ya sin color. La sensación de niebla, los ojos inyectados con sangre vecina por la terrible capacidad que tenía para generar olvido. No dudo en soltarse rápidamente y expander sus brazos al unísono del rugir callejero. Miró contemplativo el movimiento ámorfo que le procesaba cierta paz de la cual se sentía absorbido. Y como gota de abril estaba ella, sentada en piedra de ajenjo, disparando miradas ausentes hacia sus brazos en avioneta celeste. Sufrido Ícaro al centro de la calle, lagrimero explosivo de la nebular cosmopolita. El cielo aventó unos rayos espásmodicos sobre aquellos hombros de rayuela mágica. Acercándose en revoluciones le generó una sonrisa que apartir de ese revelar no olvidaría nunca. Ella, azafrán en flor, lúnatica y preciada forma de algodón azúcarado con grosella. Él, ídilico entusiasta enamorado de las alas incóncebibles. La tomó de la mano. La señaló con sus pupilas de destello alucinante y la invitó a volar a las fauces del eterno laberinto. Caóticos argonautas del espacio se alejaron de una realidad máquinal que nunca fue importante. Al mirar de los méteoros y las pulpas de cosmos, se besaron en cardiácas melodías que nunca habían sido escuchadas. Astutos frutos del miraflor, impacientes espirales de lengua en carbón, así, sobrepasaron al tiempo y se desfragmentaron en miles de soles que en calma se volvieron polvo de animal enamorado. Girando sobre dunas de desierto, chispeando lágrimas de glucosa adherida, pisando fluídos de callejuela en brama, entre ellos, sólo ellos...sin embargo, la importancia de la gente concentrada a su alrededor, no detuvo su viaje infinito sobre la acera, se quedaron en aquél universo médular por siempre.
miércoles, enero 17, 2007
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1 comentarios:
ya lo miro y es que tu eres fascinante no dejas de despertarme el deseo horacio no me dejas dormir *
necesito más pastillas
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