domingo, diciembre 03, 2006

Despedida


a "los neónidas"
Recuerdo el año en que la ví, el mes no. A veces me levanto, tarde, a medio día. Y con las uñas largas toco la ventana para despedirme de sus labios lacrimógenos. Hay cosas buenas, hay cosas inertes, de alguna forma suelto una risa y dejo un vaho de azúcar sobre mi reflejo que hace mucho ya no reconozco, la barba. No sé en que momento decidí amarla, tampoco sabía que tenía que conocerme a mí mismo en medio de la lluvia o del rugir de los grillos en la oscuridad. Sin embargo el pasar del aire sobre las plantas y al tocar en la ventana cada noche para no decirme nada pero de alguna forma saber que está ahí, afuera, solo; Respiro...y que me muera ahora mismo si no le dije cosas al cielo tan suave y gris. Entonces recuerdo, viene el mar, las rocas de nieve, el golpear del metro sobre mis hombros, el café en la cama, el libro que nunca acabé, mis neónidas lemúridas ante la tempestad y así mis ojos se aclaran y brillosos se despejan ante la partida. Siento que me voy, pero al parecer las sombras siguen aquí, me llevo fantasmas, demonios y miles de sonrisas que la arena espesa guardará sobre sus rayos de sal. A veces quisiera, pero sólo a veces, quedarme para siempre, fingir y resultar la criatura que sospechaban, después me veo, los veo, y ya nada me detiene, ni el sol monótono que nada en mis caderas. Entonces, despierto e inesperadamente me doy cuenta de la facilidad con la que se puede consguir el olvido, o de la sencillez para dejar de amar, y que de todas formas una sin la otra no pueden existir, en medio del absurdo envidio al hombre por ser tan borde, tan predecible, tan fácil, tan mierda, creo que me averguenzaría profundamente de ser hombre, pero al parecer soy uno de ellos. Sólo neón hermanos, y que la esfera, el espiral de fuego nos dará el conocimiento suficiente, cosa de la que carezco más que nunca. Entonces recuerdo...

3 comentarios:

Édgar Adrián Mora dijo...

Lindo. Llega el temperamento melancólico con el arribo de los fríos navideños (los del cuerpo y los del alma).

Pd. Pa' quien se interesaba, el libro "Memoria del polvo" se consigue en las librerías Educal (las del Conaculta: Cineteca Nacional, Centro Nacional de las Artes, Paseo de los Libros, Bellas Artes et al.) y en la UACM (Calle San Lorenzo, Col. Del Valle (frente a Hiperlumen)). De nada.

Anónimo dijo...

Despedida tras despedida, al parecer eres aquél viajero que nunca concoceré y el retórico retorcido que siempre tiene algo bueno que decir...Gracias Warpola.

Anónimo dijo...

Mantén un zipper para los demonios de los otros, de los míos si te quedan ganas y al mirar por la ventanilla arrójalos uno por uno de tu neceser malvado. Sobre el mar y sobre las nubes, sobre el Atlántico, sobre los kilómetros y los pies y las millas y las horas y las sonrisas y los gestos que vamos a terminar por olvidar porque algunas polaroids sencillamente se pierden entre páginas de libros, cajas de cintas, máquinas del tiempo y esas cosas que a uno le dejan de importar, como todo cuando caduca.